sábado, 4 de mayo de 2013


Soberanía Alimentaria

Casas de semillas campesinas para liberarse de la agroindustria

Por: Sophie Chapelle 


(Traducido por Fernando Fernández del texto original en francés publicado en BASTA!, sitio  de información independiente, el 7 de noviembre del 2012)

Es un movimiento mundial: de Brasil a Grecia pasando por Périgord, las casas y cooperativas de semillas se multiplican. El objetivo: liberar a los agricultores de los derechos de propiedad impuestos por la industria de semillas, eliminar la dependencia de los OMG y de los pesticidas y cultivar la biodiversidad. Más de 300 campesinos de quince países han ido a Francia a testimoniar sobre sus experiencias colectivas a favor de la soberanía alimentaria.




Es necesario organizarnos para recuperar todas las semillas que están en los bancos de germoplasma y poner este tesoro en las manos seguras de los campesinos”. En medio de una centena de variedades de maíz en pleno corazón de Dordoña, Bertrand Lassaigne cuenta la historia de la primera casa de semillas campesinas en Francia, instalada hace 20 años cerca de Perigord. Bertrand cultiva principalmente cereales y leguminosas –maíz, cereales de paja, soya, lentejas…Poco a poco, Bertrand ha desarrollado su autonomía en cuanto a la producción de semillas y logró, en menos de diez años, producir él mismo casi la totalidad de las semillas de sus cultivos, salvo la del maíz, del cual compra cada año la semilla híbrida.


En 1999, surgía la preocupación entre los productores de maíz debido a que semillas de este cereal, contaminadas con OMG, habrían sido puestas en el mercado. Bertrand Lassaigne, uno de los raros agricultores productores de maíz orgánico, presentó una propuesta que recogía la necesidad de los agricultores de buscar una alternativa a la semilla industrial. Este es el comienzo de un largo camino para re-apropiarse del saber-hacer perdido por los agricultores. Para evitar los OMG, Lassaigne viajó a Guatemala en busca de semillas tradicionales de maíz, en donde recolectó once variedades que sembró a su retorno. Pero el resultado fue decepcionante: las variedades traídas no estaban adaptadas al clima donde fueron introducidas. 



Deshacerse de la industria de semillas
El despegue del proyecto fue muy difícil. A la dificultad de encontrar nuevas variedades se agrega un contexto reglamentario restrictivo, que no permite ni la venta ni el intercambio de semillas (1). ¡El trabajo de Bertrand se desarrolla casi en la clandestinidad! Lo que limita de facto la difusión del proyecto. Pero la comunicación informal de “boca en boca” funciona y numerosos agricultores ponen a su disposición “la variedad de sus ancestros”. Bertrand realiza él mismo los primeros cruces y genera nuevas variedades. Al interior de AgroBio Perigord, una asociación para el desarrollo de la agricultura orgánica, Bertrand se asocia con otros agricultores y horticultores para crear la Casa de Semillas Campesinas. 



Once años más tarde, los resultados están a la vista. La Casa de Semillas (2) cuenta con más de una centena de variedades de maíz adaptadas a las condiciones de la agricultura biológica. Las semillas seleccionadas con frecuencia son más ricas en proteínas, menos exigentes en agua y más resistentes a las enfermedades que las semillas industriales. Sobre todo, la gran ventaja, estas pueden ser replanteadas año tras año de semillas provenientes de los mismos cultivos, contrario a las semillas industriales que, ostentando derechos de propiedad, obligan a los agricultores a comprarlas nuevamente cada año. 



El siguiente vínculo conduce a un documental sobre la plataforma de maíz, cerca de Perigord.

Una idea importada del Brasil
Para Bertrand Lassaigne esta plataforma de experimentación de variedades de maíz no habría logrado tal desarrollo sin los aportes obtenidos en un viaje de intercambio de experiencias en Brasil, realizado en el 2004. Bertrand trajo consigo técnicas y, sobre todo, el concepto de “casa de semillas”. En el Brasil, el término “casa” es literal: las semillas son guardadas en las casas de los miembros del grupo. Por el contrario, para Bertrand la casa de semillas en ante todo un concepto. En su caso, las variedades son cultivadas, seleccionadas y multiplicadas en los campos de los agricultores. 



¿Cómo funciona la casa de semillas de Francia? El agricultor miembro toma prestado un lote de semillas en el periodo de siembras y se compromete a retornar a la casa de semillas de Agrobio Perigord un volumen superior al prestado una vez realice la cosecha, así como los datos sobre el seguimiento y desarrollo del cultivo. La organización tiene una infraestructura de almacenamiento de semillas cerca de la plataforma de experimentación, donde se guardan y conservan todas las semillas entregadas por los agricultores. Para Bertrand, la riqueza de este concepto está basada en la constitución de una fuerte red de agricultores, integrada por 300 miembros del gran Oeste de Francia. 


Un kit de semillas para la biodiversidad
El fundamento de la biodiversidad, es el intercambio”, afirma Iván José Canci, agricultor brasilero participante de los Encuentros Internacionales de las Casas de Semillas, llevado a cabo en Dordoña en septiembre del 2012 (3). Iván José está comprometido en un proyecto de variedades locales –un “kit de diversidad”- desarrollado en el Estado de Santa Catarina, al sur de Brasil. El desafío es otorgar autonomía en la producción de semillas a las comunidades rurales. El kit comprende diez variedades de arroz, cuatro de maíz, dos de maíz pop corn, dos de papa y una de sandía. Cada familia está a cargo de la producción de una variedad “criolla” (4) para el resto de la comunidad. Hoy en día están integradas al proceso más de 650 familias. “Desarrollar nuestras variedades criollas es una manera de luchar contra el modelo agroquímico”, asegura Iván José. 



A su lado, María Griselda, del Estado de Paraíba al Este del Brasil. Para esta agricultora, los OMG constituye una real amenaza para la autonomía. Por esta razón, María Griselda está comprometida con uno de los 230 bancos comunitarios de semillas con los que cuenta el Estado de Paraíba. “Cada agricultor es el guardián de su propio banco y debe cuidar que éste no sea contaminado por OMG”, explica ella. Cada uno de los bancos es auto-gestionado por 10 a 20 familias. Los agricultores aportan un primer “capital” de semillas, con el cual arranca el proceso del banco. Las familias que tienen necesidad de semillas las piden prestadas al banco, retornándolas en las postcosecha. “Fue por la creación y la gran difusión de los bancos comunitarios, que el gobierno de Lula terminó por apoyarnos”, dice María. Ella está convencida de que sin la presión de la sociedad civil no hubieran surgido las políticas públicas de apoyo a la agricultura campesina en el Brasil. 



Guardianes de semillas en la India
Mientras los alimentos no sean producidos a nivel comunitario, un país no puede estar en situación de seguridad alimentaria”. Es la conclusión de Laxmi, una campesina de la aldea de Humnapur, en la meseta de Deccan en el sur de la India. Propietaria de una hectárea, Laxmi siempre ha producido y conservado sus semillas de sus propios cultivos, año tras año. He concluido que las semillas híbridas donadas por el gobierno destruyen la salud de los suelos y del medio ambiente. Hace diez años, nos reunimos con las mujeres de la aldea y tomamos la decisión de eliminar los cultivos híbridos de nuestras parcelas y recuperar las semillas desarrolladas a lo largo de las generaciones.” Juntas, ellas devienen guardianas de semillas que siembran y cosechan en sus campos, conservan, prestan e intercambian.





En la actualidad, más de 5000 mujeres, de 75 aldeas de la región, manejan 55 bancos de semillas comunitarias con el apoyo de la ONG Deccan Development Society. 85 variedades son cultivadas en 1000 hectáreas sin uso de pesticidas químicos. “Nosotras no somos más víctimas de prestamistas, ni de grandes agricultores a los cuales debíamos mendigarles nuestras semillas”, dice con satisfacción Laxmi. “De ahora en adelante, son nuestros propios conocimientos los que nos alimentan”. Estas guardianas de “semillas de la esperanza” ven el futuro con confianza. Aunque Deccan sea una región semi-árida expuesta a sequías fuertes, estas mujeres han desarrollado semillas adaptadas a una gran variedad de condiciones climáticas. “Estamos orgullosas de compartir nuestras semillas, y si la agroindustria viene a reivindicar un derecho de propiedad, nosotros pelearemos”, promete Laxmi.



Hacer del África una tierra nutritiva
Como estrategia para enfrentar la invasión de OMG y las reglamentaciones que amenazan las semillas campesinas, en noviembre del 2011, numerosas asociaciones y sindicatos decidieron crear el Comité del Oeste Africano de Semillas Campesinas (COASP). Para el coordinador del Comité en Togo, Jacques Nametougli, no hay ninguna duda: los campesinos se están organizando para asegurar la soberanía alimentaria en África del Oeste como en muchos otros lugares”. Jacques es originario de Cinkassé, una ciudad froteriza con Burkina Faso y Sahel. En esa región, el monocultivo del algodón y un clima rudo han causado el éxodo rural de los jóvenes. En 1999, Jacques dejó el puesto de responsable de formación en un Centro de Desarrollo Rural para trabajar en tierras alquiladas. “Era un terreno donde nada nacía y yo quería demostrar que nosotros podíamos convertirlo en una tierra nutritiva”, manifiesta él.



Los primeros resultados del proyecto fueron decepcionantes; sin embargo se logró sacar el proyecto adelante. Jacques ha desarrollado cultivos hortícolas y hoy en día acoge jóvenes en su terreno para enseñarles que el cultivo de huertas puede ofrecer una vida decente en el medio rural. En diez años, más de 600 personas recibieron formación y se instalaron en la aldea de Cinkassé. 
Jacques se apresta a dar un paso más. Él quiere emprender acciones contra los productos químicos que arruinan económicamente a los agricultores. Ha visitado más de 50 aldeas con el objetivo de sensibilizar a los agricultores sobre la importancia de la autonomía. En 2010, Jacques impulsa la creación de la Unión de Grupos Agroecologistas para el Mantenimiento del Patrimonio Local (UGAMPL). Los miembros de la Unión buscan, acopian, conservan y valorizan las variedades locales de cereales. Poco a poco, la dinámica se orienta también hacia la producción de semillas hortícolas, como el gombo (Abelmoschus esculentus) y la cebolla violeta de Galmi (Allium cepa) (5). Despues de haber inventariado más de 150 variedades en la región, Jacques proyecta la creación de una casa de semillas donde los insumos químicos serán erradicados. 



Un movimiento mundial
Este movimiento de retorno a las semillas campesinas se ha difundido, coge fuerza y Antonis Breskas lo ha constatado también en Grecia. Miembro de la Asociación Peliti, él y otros 220 “conservadores de variedades” participan en la distribución gratuita de semillas en todo el país. A pesar de la falta de recursos financieros, Antonis se esfuerza para responder a los pedidos de semillas que se multiplican con la crisis económica que afecta a Grecia. La solidaridad, la reciprocidad y las donaciones son el centro de la gestión de esta asociación, que no espera ninguna retribución económica por su labor. Con una colección de más de 2000 variedades, el año anterior Antonis y otros campesinos han empezado a construir una Casa de Semillas, que será igualmente la sede administrativa de la asociación. 


Esta dinámica colectiva de intercambio y producción de semillas o de plantas se extiende a otros países como el Irán (leer entrevista), Austria, Hungría y Rumania. Delegaciones de quince países han venido a testimoniar en el encuentro de Perigord sobre sus experiencias en la recuperación de la soberanía alimentaria para evitar dejarla en manos de sociedades comerciales. “La idea es ocupar el territorio, -resume Bertrand Lassaigne, el campesino de Dordoña-. Entre más campesinos siembren sus propias semillas, habrán más cultivos que demandarán menos agua y menos productos fitosanitarios, y las semillas campesinas podrán salir de la clandestinidad”.



Queda la cuestión de la difusión del saber-hacer campesino, arrasado por la Revolución Verde. El 99% de los agricultores franceses no sabrían hoy en día producir sus propias semillas, según la Asociación Agrobio Perigord. En su plataforma de experimentación, Bertrand Lassaigne y su grupo de colaboradores aseguran estar listos para ayudar a los agricultores en la re-apropiación de saberes y en la creación de nuevas Casas de Semillas Campesinas. Bretaña, el País de Loira, la región de Ródano-Alpes, Aquitania… en todas las regiones de Francia, las Casas de Semillas Campesinas, manejadas localmente por los campesinos y las comunidades, se multiplican.


Notas:
(2) El programa « L’Aquitaine cultive la biodiversité ».
(3) Los Encuentros Internacionales de la Casa de Semillas Campesinas se llevaron a cabo del 27 al 29 de septiembre del 2012 en Boulazac (Dordoña) por iniciativa del Réseau Semences Paysannes, de Biod’Aquitaine  y de la AssociationBEDE 
(4) Después de largos años de lucha y de movilizaciones por el reconocimiento de las semillas campesinas, la Ley N°10.711 promulgada en el 2003 en el Brasil reconoce la existencia de “variedades criollas”, entendidas como “variedades desarrolladas, adaptadas y producidas por familias campesinas”, y “que no son diferentes a las variedades comerciales”.
(5) Los nombres científicos no figuran en el texto original en francés. Fueron agregados al texto por el traductor. Nota del traductor.




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